En la Facultad de Ingeniería de la Universidad Monteávila se está forjando una nueva generación de ingenieros: los “UMAgineers” encapsulan la visión única de la universidad, la cual se centra en formar profesionales que no solo dominen la teoría y la técnica, sino que también tengan un profundo sentido humanista.La primera Lección Inaugural de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Monteávila tocó temas fundamentales que congregan la visión de lo que la facultad es y quiere ser en un futuro próximo. El encargado de ofrecerla fue el Dr. Gerardo Fernández, vicerrector académico y presidente del Consejo de Desarrollo Científico Humanístico y Tecnológico de la Universidad Monteávila, quien compartió su mensaje no solo con profesores e invitados, sino también con la primera generación de UMAgineers.

El decano de la facultad, Luis Suberviola, lo definió como el “padre de este hermoso proyecto”, resaltando su visión de convertir la facultad en un referente nacional en el ámbito tecnológico. Sin embargo, la propuesta del Dr. Fernández trasciende la innovación tecnológica, ya que su ponencia trató de proyectar la idea de que se puede integrar ciencia, humanismo y compromiso social en la formación de los futuros ingenieros.
Uno de los pilares fundamentales de la formación de los UMAgineers es la convicción de que el ingeniero está al servicio de los demás: “(…) su propósito es servir a personas y no diseñar máquinas a secas. Las máquinas y los ingenios se diseñan para alguien”, afirmó Fernández.
Esta perspectiva humanista se traduce en una constante preocupación por el impacto de la tecnología en la vida de las personas. Desde una prótesis que devuelve movilidad hasta un sistema de transporte autónomo que redefine la ciudad, el ingeniero debe trabajar pensando en el efecto que tiene sus resultados en la sociedad. Como recordó el doctor Fernández: “no todo lo que se puede hacer debe hacerse. Dependerá de las consecuencias para otros”.

La Universidad Monteávila busca una formación integral para sus UMAgineers, que abarca tanto conocimientos técnicos como una sólida base ética y filosófica. Se reconoce que los problemas reales no son estandarizados y que la interacción con otros profesionales, como médicos y arquitectos, es constante. Por ello, se enfatiza la necesidad de una formación amplia en humanidades y virtudes.
“(…) Mostrar la necesidad de una formación integral que supone unos conocimientos técnicos, comunes a todas o varias ingenierías y unos conocimientos sobre la persona, la naturaleza del mundo y el comportamiento ético es fundamental para el ingeniero y es la filosofía que inspira a esta universidad”, explicó el vicerrector académico.
El currículo de la universidad incluye cursos distintivos que buscan ser el “alma de la formación humana”, explicó Fernández. Comentó que estos cursos a menudo están separados de los técnicos, y se propone que utilicen métodos como el estudio de casos, empleando problemas hipotéticos de la carrera para integrar la antropología filosófica, la ética, la filosofía de la naturaleza y el estudio del tiempo y la trascendencia.

Por otra parte; otro de los desafíos que abordó el ponente fue la llegada de la inteligencia artificial que plantea nuevos desafíos antropológicos. La pregunta de si las máquinas superarán a los humanos o si se alcanzará la singularidad, lleva a reflexiones profundas sobre la naturaleza de la persona. Para Fernández es importante recordar que quienes trabajen en estos temas “tienen que saber qué hacen y qué buscan. Tienen que tener un propósito”.
Para Fernández los UMAgineers están llamados a ser ingenieros “que saben lo suyo, que sean alegres, muy personas, muy chéveres y que trabajen durísimo”. Pero, sobre todo, que sean ingenieros que entienden que su trabajo es para servir a otros, con un profundo sentido ético y una visión integral del mundo. Este enfoque humanista es lo que distinguirá a los UMAgineers y los preparará para transformar la sociedad de manera significativa y responsable.