¿Existe la posibilidad de amar verdaderamente a alguien? ¿Cómo es el amor verdadero? ¿Puede vivirse un amor verdadero frente a la crisis de compromiso que existe en la sociedad actual?
Durante la conferencia “Noviazgo y matrimonio: la fidelidad anhelada y la posible”, el presbítero Carlos Villar López, profesor de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, buscó dar respuestas a estas interrogantes. Describió el contexto de la sociedad contemporánea y algunos elementos fundamentales para el camino hacia un amor verdadero en el noviazgo y el matrimonio.
Según Villar, hoy el corazón de la persona se ha configurado como un sujeto emotivo, donde el hombre parece regirse por una nueva premisa descartiana: “siento, luego existo”. Así, se ha provocado una crisis moral que dificulta el compromiso y la decisión de amar de forma plena y duradera.

El invitado explicó que el ser humano siente en su interior que está hecho para entregarse a otra persona, lo que deriva en su búsqueda. “Un corazón en solitario no puede amar y el objetivo del corazón es amar”, expresó Villar.
A lo largo de su ponencia, el presbítero detalló varias características del amor verdadero: implica entrega y sacrificio, se fundamenta en la admiración y el respeto mutuos, requiere confianza, seguridad y perdón, y tiene una dimensión sagrada y espiritual.
Según Villar, el noviazgo es una etapa de preparación y conocimiento previo en la que se va a evaluar si en la relación se pueden forjar los cimientos que sostendrán un compromiso a largo plazo. Durante esta etapa se cultiva la admiración y se experimenta el primer contacto con el sacrificio y la entrega que caracterizan al amor auténtico: se deja la felicidad propia en manos del otro, porque los miembros de la pareja dicen “yo te pertenezco”.

Esa entrega total también conlleva aceptar y compartir la fragilidad del ser, apostando por el sacrificio personal en beneficio del bienestar mutuo.
En cuanto a esa admiración propia del amor verdadero, el ponente también resaltó que la mirada de alguien que te quiere, te potencia e impulsa tu mejor versión. Es por eso que es importante cuidarse desde lo físico, lo espiritual y lo mental, para despertar la admiración en el otro. Amor verdadero significa reconocer una riqueza interior que va más allá de la belleza superficial, valorando a la persona en su totalidad.
Sobre la sexualidad, Villar comentó que se presenta no sólo como una expresión de placer sino como una energía sagrada creada por Dios. Por ello debe saber encauzarse. El invitado describió que el encuentro sexual tiene una dimensión espiritual, pues da como resultado la creación de la vida humana, y debe enmarcarse en un compromiso donde se renuncia a la cosificación del otro. Entonces, el acto conyugal debe reservarse para el matrimonio, cuando ya se ha aprendido a no esconder la fragilidad y enfrentar la vergüenza.

“El amor se alimenta de la confianza, por eso es tan importante la sinceridad”, afirmó Villar. Según él, la confianza es la tierra fértil donde crece el amor. Al romperse esta base, la relación se debilita. El invitado recomendó la transparencia total para evitar que se acumulen desilusiones que puedan acabar con la intimidad y la autenticidad del vínculo.
“El amor ahoga al mal, lo perdona y lo quema”, dijo. El perdón es indispensable para superar las heridas y los errores. El amor verdadero no guarda rencor y tiene la capacidad de transformar las dificultades en un fundamento para un vínculo aún más sólido.
Hoy es visible un auge de relaciones efímeras en las que el compromiso se vive de forma limitada y condicionada a cómo se siente cada uno en el momento. Al respecto, Villar alentó a los asistentes a aspirar a un amor que transforme, que mejore a las personas y que se fundamente en una entrega y en un compromiso sinceros.
El invitado también rechazó la idea de que “la persona perfecta llegará sola”. Aunque Dios puede brindar oportunidades y guiar, la decisión de amar y comprometerse es enteramente personal. Enfatizó la importancia de actuar con libertad y responsabilidad en la búsqueda de un amor eterno y transformador.
“El amor verdadero es abierto y te hace mejor persona”, señaló. “El amor verdadero es capaz de abrir puertas que estaban cerradas”, concluyó.