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Nelly Meléndez: “La inteligencia artificial no reemplaza al docente. Lo redefine”

Nov 7, 2025

En medio de una transformación tecnológica sin precedentes, la educación se enfrenta a una pregunta esencial: ¿Cuál es el papel del educador cuando las máquinas aprenden, escriben, corrigen y crean junto a nosotros?

Para Nelly Meléndez, Directora del Centro de Estudios de Estrategias Digitales, la respuesta no está en la tecnología, sino en nosotros. En su discurso de la Lección Inaugural de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Monteávila afirmó que “La inteligencia artificial no reemplaza al docente. Lo redefine.” 

De acuerdo con Meléndez esta nueva era obliga al profesor a mirar hacia dentro y preguntarse: ¿Cuál es la verdadera tarea?, ¿enseñar contenidos o formar criterios?, ¿entregar respuestas o despertar preguntas?, ¿prepararlos para el mercado o acompañar el crecimiento interior?

La inteligencia artificial ofrece un abanico de posibilidades que no solo agiliza los procesos sino que también puede ser una plataforma para el aprendizaje de los más jóvenes, pero también plantea riesgos tales como dependencia intelectual, pérdida de autoridad, brechas sociales y erosión de la autonomía. Frente a este panorama, Meléndez detalló que el profesor “ya no es transmisor de datos, sino curador de contenidos. El mediador entre el saber y la vida”.

La inteligencia artificial puede apoyar, pero no sustituir. Para Meléndez la tecnología puede mejorar la enseñanza, pero no puede “reemplazar la mirada que reconoce, la palabra que anima, la empatía que obedece”. Es por eso que su reflexión no es sobre las máquinas, es sobre la persona.

En este sentido, el verdadero desafío no es adaptarse a la herramienta más poderosa, sino formar seres humanos capaces de servir éticamente sus usos.

Meléndez recordó las palabras de Stefania Giannini, Subdirectora General de Educación de la UNESCO, quien afirma que “la tecnología debe estar al servicio de los estudiantes, no al revés”. Por ello, subraya que el docente enfrenta un reto crucial: educar desde la ética. La tecnología, en este sentido, debe ser una herramienta que fortalezca las interacciones humanas en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Para Meléndez, aunque la inteligencia artificial continúa expandiéndose en los espacios de formación, el rol del profesor conserva su propósito esencial: “Formar personas capaces de transformar el mundo”. Esto implica acompañar al estudiante no solo en el desarrollo del conocimiento, sino también en la construcción de los valores que moldearán a los profesionales del mañana.