Santo Tomás de Aquino hizo aportes sustantivos a la filosofía y a la teología, y también a la economía y la administración de empresas. Hugo Bravo y Rafael Ávila explicaron en una conferencia organizada por la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas por qué es provechoso estudiar el pensamiento tomista para comprender principios fundamentales que rigen estas disciplinas.
La actividad económica tiene como centro al ser humano: es desarrollada por personas para personas. Es, por tanto, un ámbito para la búsqueda del bien y de la verdad, y para el desarrollo de virtudes como la prudencia y la templanza.
Las ciencias económicas y administrativas son iluminadas por la filosofía y la teología a la hora de encontrar soluciones a problemas que afectan a las personas. Los principios que guiaron la vida de Santo Tomás son pertinentes para cualquier iniciativa de una empresa. Bravo y Ávila afirmaron que -además- su aplicación redunda en el crecimiento material y espiritual de las organizaciones y las personas que las integran.
La visión tomista puede orientar otras disciplinas científicas con su estudio del ser y de la persona humana, aseguraron los profesores. Incorporarla en la formación de los estudiantes es parte de la propuesta de educación integral e interdisciplinar propia de la Monteávila.
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