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Casimiro y un nuevo inicio de año

Ene 26, 2024

Casimiro regresaba a la Universidad Monteávila tras su viaje familiar navideño, listo para vivir nuevas aventuras en el 2024. El pingüino visitó por un par de semanas a sus parientes, entre ellos a su primo Lautaro, quien le había causado algunos problemas el año académico anterior. “Al menos esta vez sólo me quitó algunas rodajas de mi pan de jamón”, pensó Casimiro. 

Además de reencontrarse con todas sus amistades de la universidad, algo que entusiasmaba a Casimiro era conocer el Trapiche, donde ahora podría comer y disfrutar de diferentes actividades rodeado de una arquitectura colonial. 

Cuando entró al Edificio Principal de la sede de Boleíta, sin embargo, se desorientó un poco. Siempre cortés, el pingüino saludaba a todos en la universidad, pero no estaba seguro de cómo ubicar a algunas personas. Después de todo, muchas oficinas tenían ahora una nueva ubicación. Casimiro comenzó a sobar su cabeza con una aleta, pensativo. 

“¡Hola, Casimiro! ¿Qué tal todo?”, le saludó el señor José, del personal de apoyo. Casimiro se alegró por ver una cara conocida y de inmediato devolvió el saludo. 

“¡José, qué gusto verte!”, dijo. Ambos se pusieron al día y Casimiro confesó que necesitaba un guía. 

“No te preocupes, yo te acompaño a recorrer el edificio”, respondió el señor José. 

Con su característica diligencia, llevó a Casimiro a la Planta Baja del Edificio Principal, como primera parada. Bajaron las escaleras y allí el pingüino encontró la ubicación de Caja, Control de Estudios y Cobranzas. 

Entre muchos cuentos y saludos, Casimiro también se encontró con el presidente y la vicepresidenta del CEUMA, Adel y Samantha, quienes estaban realizando unas consultas en las taquillas.

“¡Casi! ¿Ya viste el Trapiche? ¿Te parece si nos comemos algo?”, preguntó el presidente. 

Casimiro saltó emocionado mientras gritaba “¡Claro que sí”. Cuando volvió a poner sus patas en el suelo, se resbaló sin darse cuenta, dándose un golpe en la espalda.

Adel, Samantha y el señor José se sobresaltaron. 

“¿Estás bien?”, preguntó Samantha. “Creo que sería bueno que te vea la señora Nora”, continuó. 

Casimiro asintió y extendió las aletas para que lo ayudaran a levantarse. Juntos dieron la vuelta y llevaron al pingüino a la enfermería. Una vez dentro, Casimiro se sentó en la camilla y dejó que la señora Nora lo revisara. 

“Por suerte sólo tendrás un morado, pero ten más cuidado”, advirtió la enfermera. 

El pingüino le dio las gracias y se despidió. Luego salió con sus compañeros de recorrido, quienes insistieron que ya era momento de ir al Trapiche. El estómago de Casimiro rugió, dándoles la razón. 

Subieron hasta el Piso 1 del Edificio Principal y salieron por la puerta que llevaba hasta el nuevo espacio, no sin antes darse una vuelta por las facultades. Juntos pidieron unas hamburguesas en Date Aquí y se sentaron en una de las mesas del pasillo de la Iglesia, desde donde se podía apreciar la vista del Ávila y un brillante cielo azul. 

Una vez que terminaron de comer, todos fueron hasta el rectorado, ya que Casimiro todavía no lo había visitado. Al llegar, la señora Ana les dio la bienvenida. El rector salió de su oficina e invitó al grupo a pasar. En su pequeña reunión compartieron sus expectativas para el nuevo año, el cual prometía muchas más nuevas experiencias y planes Monteávila.