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¡Juntos impactamos más!

Jul 29, 2022

Cuando se habla de la universidad como institución se pueden evocar varias imágenes. Una es la de la torre de marfil, otra es la del faro que ilumina. A mí me parece mejor -aunque menos poética- la de una neurona conectada a otras neuronas, y mientras más sinapsis, mejor.

Como toda institución, la universidad tiene sus propios fines, y desviarse de ellos la desvirtúa. Ciertamente cabe el riesgo de que el propósito sea exclusivamente introspectivo, y la organización se aísle. Esto puede ocurrir si viéramos como únicos fines de la universidad la docencia y la investigación, y estas de forma autosuficiente. Realmente todas las funciones universitarias se relacionan con la sociedad: una docencia pertinente y la investigación aplicada exigen conocer lo que el entorno necesita y procurar proporcionárselo. Es obvio que estas funciones brindan un importante servicio a la comunidad: dotar de profesionales formados integralmente contribuye a la productividad y el bien común de todo país; y los hallazgos aplicados pueden resolver problemas concretos.

El rector, Guillermo Fariñas Contreras, en CEDICE

Pero la sociedad ha sido -y con razón- exigente con las instituciones de educación superior. Les demanda que, desde su condición educativa, se comprometan más para la solución de sus carencias. Desde la reforma de Córdoba de 1918, la universidad en América Latina ha entendido que se debe a la sociedad, y esto lo procura cumpliendo con la extensión universitaria. Por esta función se ha entendido principalmente la formación profesional a través de programas académicos no conducentes a títulos, la divulgación de conocimientos vía eventos y publicaciones, actividades culturales que incrementen el acervo de la población circundante, y de promoción social, como es el caso del servicio comunitario. Las iniciativas de extensión que por más de un siglo han acometido las universidades, especialmente las públicas, han sido encomiables. 

El mundo ha cambiado mucho en el pasado siglo y lo que llevamos del actual. Se ha vuelto más complejo. Presenciamos una pluridireccionalidad de las acciones por parte de múltiples actores. La sociedad tiene más necesidades no resueltas. Ante esto, una sola institución tendrá un impacto limitado y muchas veces insuficiente. Es necesario actuar en colaboración con otros actores. Es bueno recordar el dicho chino: si caminas solo, irás más rápido; si caminas acompañado, llegarás más lejos.

Regreso a la imagen de la universidad como plexo neuronal. Mientras más nexos tenga una neurona y las que le rodean, la capacidad orgánica es mayor. Entendemos así que las alianzas son las que nos permiten tener un mayor y más duradero impacto en la sociedad.

Desde sus inicios, la Monteávila ha tenido todo esto bien presente. En la lección inaugural de 1999, Enrique Pérez Olivares, nuestro rector fundador, nos dijo que esta universidad “no quiere agotarse entre sus muros. Desea tender lazos de amistad y cooperación tanto con las demás instituciones de educación superior en el país y en el exterior, como con los centros de investigación, de bellas artes, con las Academias, y particularmente con las comunidades que constituyen su entorno para servirles desde su condición universitaria”. Es por esto que desde muy pronto se ha trabajado en conjunto con otras instituciones, y con muchas se han firmado alianzas y convenios.  Siempre queda mucho por hacer, pero el norte es claro.

Firma del convenio con Banesco

Aprovecho para mencionar los convenios más recientes y significativos. Pido disculpas por omitir alguno. El equipo rectoral que culminó su gestión en junio firmó en ese mes un convenio con la Universidad de Missouri, que permite que nuestros egresados del Programa Avanzado en Arbitraje puedan convalidar sus créditos y cursar los faltantes para conseguir la Maestría en Arbitraje de esa universidad.

Comenzando la gestión del nuevo equipo, hemos firmado con uno de los más importantes centros de pensamiento en la región, que además es uno de nuestros primeros y más consecuentes aliados: CEDICE. Renovamos nuestro convenio con NESTLÉ, que desarrolla un ambicioso programa de transferencia de experiencias del cual se beneficiarán nuestros estudiantes. Con Banesco concretamos una alianza que significa un apoyo importante a nuestro Fondo de Becas.

También suscribimos un convenio con la fundación alemana Hanns Seidel, que permitirá desarrollar programas orientados a favorecer transiciones democráticas; y con la Fundación S4V, para apoyar el creciente sector humanitario en el país.

Firma del convenio con S4V

En este entramado de relaciones y alianzas, la amistad es importante, porque las instituciones son dirigidas y conformadas por personas. La afinidad intelectual se refuerza con los lazos de aprecio y servicio, que facilitan la cooperación. Los rectores que me han precedido han sido un magnífico ejemplo de lo anterior. Al Dr. Pérez Olivares, al cumplir los sesenta años, le homenajearon personas de diversa condición con un libro donde testimoniaban al Enrique amigo. El Dr. Rodríguez Alonso fue apreciado por muchos por su calidad humana. El Dr. Febres-Cordero estaba relacionado con muchísimas personas que ayudó y le ayudaron. Nuestros aliados, actuales y por venir, pueden contar con la amistad de los integrantes del nuevo equipo rectoral.

Guillermo Fariñas Contreras, rector.